Cómo se ha dejado fuera a uno de los creadores del
Festival SonRías Baixas.

Tras mas de 10 años liderando y dirigiendo el Festival SonRías Baixas, Jordi y yo creamos PlayPlan, una empresa de gestión cultural. Todo iba bien hasta que en julio de 2016, al acabar el proyecto en el que estaba trabajando, comunico mi deseo de trasladarme desde Madrid a Galicia con la intención de desarrollar actividades presenciales en representación de la que era mi empresa. Es en ese momento cuanto empiezo a detectar reticencias a mi presencia allí. Me resultaba muy complicado entender por qué se iba a pagar un salario a una persona por desarrollar una tarea para la que yo estaba totalmente cualificado y en mi empresa, teniendo en cuenta que iba a cobrar una prestación por desempleo.

Tras hablar con Jordi para explicarle que mi intención era generar un tejido empresarial que a medio plazo me permitiese dedicarme a jornada completa a las tareas de gestión cultural, me encontré con su firme oposición a este supuesto. Ante esta situación, ya no me interesaba formar parte del proyecto de PlayPlan, por lo que se inició un proceso de negociación de cara a mi salida, esforzándome en todo momento de esta negociación en dejar claro que el Festival SonRías Baixas era un tema aparte, que ambos, junto con Berta, habíamos creado, aunque los árboles no me dejaban ver el bosque... o es que a lo mejor, ni en el escenario más desfavorable me imaginaba un movimiento como el que vino a continuación.

Fué en diciembre de 2016 cuando para mi sorpresa me encuentro con que Jordi ha registrado a nombre de Piamaqui S.L. las marcas SonRías Baixas y SonRías Altas, que ambos, y junto con Berta habíamos desarrollado. Como parte agraviada, contacto con la OEPM para poner en su conocimiento la situación, pero lamentablente me indican que ante este comportamiento debería denunciarlo en el juzgado. En lugar de iniciar un litigio judicial que, en el mejor de los casos, acabaría por liquidar el Festival, intento que deponga su actitud, que reconozca los derechos de los creadores del SonRías por escrito y de forma legal, pero en lugar de eso me encuentro con que, tras mi salida de PlayPlan, contactan con el proveedor de internet en el que estaban alojadas nuestras páginas web para retirarme el acceso y reclamarme vía burofax de abogados que les traspase la titularidad de los dominios del Festival.

Me sentí muy dolido al principio, pues cuando trabajas con pasión en un proyecto, te jode que alquien te robe no solo a ti, sino a todas las personas que has arrastrado para crear el SonRías y convertirlo en lo que es ahora.

Es triste que alguien con quien compartes una estrecha relación desde hace lustros te haga una jugarreta de estas? sí, lo es.

Es honesto traicionar a tu socio, tu compadre, tu amigo, para quedarte con el fruto de lo que también es su trabajo? no, no lo es.

He guardado silencio durante estos meses, pero creo que no es justo pretender eliminarme del pasado del festival como si nunca hubiese estado, o transmitir veladamente que me he marchado por propia voluntad, y es por eso por lo que, con ánimo de arojar luz sobre qué es lo que pasó, se conozca mi verdad

Supongo que en este mundo hay dos tipos de personas: Los Teslas y los Edison, y quiero pensar que al final del camino el tiempo pone a cada uno en su lugar.

Ahora, con prespectiva y serenidad solo tengo una cosa que decirles: a pesar de todo lo que habeis hecho, os perdono, y deseo que nadie os haga lo que me habeis hecho a mi.

Yo, por mi lado, he continuado con proyectos de gestión cultural, eventos, producción o otras tareas relacionadas con la creación de mi proyecto personal y definitivo: Telecaster Events, con el que espero continuar trabajando con honestidad, transparencia y amor por lo que más me gusta: El Rock & Roll, y haciendo mía la máxima de unos grandes:

"It´s a long way to the top, if you wanna Rock and Roll"

Salud, y nos vemos en los Festis.

Ellos y yo